martes, 6 de enero de 2015

el viento de la Guareña

¿Y yo que se ?: relatos del viento: EL VIENTO DE LA GUAREÑA SOLUCIONES POLÍTICAS El cotizado presentador de televisión,  especialista en manejar las entrevistas de tal fo...

domingo, 28 de diciembre de 2014

¿Y yo que se ?: RELATOS DEL VIENTO

¿Y yo que se ?: RELATOS DEL VIENTO: Café para todos  MUJERES, HOMBRES Y VICEVERSA El local rebosa de vida, está de moda y decenas de personas acuden a él a diario. A...

jueves, 21 de agosto de 2014

Mejor que nada

Ya no amanece un nuevo día, se suceden jornadas clónicas y monótonas que van engordando la edad del ser humano a la par que alimenta la costra que sepulta su ilusión. Vivir ha dejado de ser una aventura temeraria para convertirse en una desazón cotidiana por sobrevivir. Miles de millones de personas se levantan cada mañana de sus camas con la consigna de  efectuar una tarea repetitiva y carente de emociones que les permita seguir cobrando un salario.

Los brazos caídos y la tristeza que emana de sus ojos descubren al buen observador el desánimo del hombre acomodado en el vagón. El madrugón cotidiano hace mella en su fortaleza y los párpados, por fin, se rinden.

— Buenos días —un saludo autómata apenas le despierta—. Billete por favor.
Revuelve en la bolsa donde trasporta el uniforme del trabajo, tarda algunos segundos, lo hace adrede para poder observar la mirada impaciente del revisor. Saca una cartera nueva repleta de documentos y tarjetas inservibles en su mayoría, como si supusiera una dificultad tremenda extrae el pedazo de cartulina que sirve como bono de diez viajes de tren. No lo ha formalizado en la taquilla, ni tampoco en las máquinas aparentes para ello, nunca lo hace, siempre cabe la posibilidad de que no pase el funcionario y ahorrarse, para otro día, el pago de uno de los diez viajes del bono.
— No tuve tiempo de "picar" —miente el pasajero mientras entrega su boleto— .  He llegado "justito" y no quería perder el tren y llegar tarde al trabajo.
La expresión "perdonavidas" del revisor deja claro que no le engaña y que si lo pasa por alto es por que no tiene ganas de montar gresca tan temprano.
—Hoy pase, pero no se acostumbre que esto tiene multa... se lo perdono por que me pilla con buen día.
El aire de suficiencia molesta al viajero que se ve a si mismo derrengado en el asiento del tren. Parece, de pronto, sufrir un ataque de dignidad y envalentonado replica: 
—Ya le dije que se me hacía tarde...
—Pues no se queje y madrugue. Tener trabajo en estos tiempos es una lotería —corta el ferroviario y sentencia—. La próxima le cobro un billete completo.
—Son las seis de la mañana y volveré a mi casa a las once de la noche con un un sueldo que me obliga a maquinar la manera de ahorrarme un par de euros, pero tiene razón: al menos yo tengo un "curro".
El hombre que acude al empleo recoge el bono formalizado y deja que sus brazos cuelgen sin ninguna tensión, cierra los ojos resignado mientras que un gesto de derrota maquilla su cara.

SimonTenplas 2014
Reservados todos los derechos

sábado, 8 de marzo de 2014

RELATOS DEL VIENTO


Café para todos
 MUJERES, HOMBRES Y VICEVERSA


El local rebosa de vida, está de moda y decenas de personas acuden a él a diario. Alrededor de una mesa de forja con cubierta de mármol blanco, cuatro personas discuten sin ponerse de acuerdo sobre el eslogan que debería aparecer en los carteles de las jornadas en favor de la igualdad entre mujeres y hombres. Reunidos en un bar amplio que a la vez trasmite una sensación de intimidad —intimidad proporcionada por estratégicos biombos de apenas un metro, que no ocultan a nadie, pero parecen delimitar conversaciones— dejan que sus voces fluyan altisonantes en busca de una aleación perfecta con los sonidos habituales del local. Entre risas mezcladas con el ruido de la cafetera al calentar la leche y suspiros cómplices que arropan el incomodo triquitraque del molinillo, recrean un ambiente familiar que solo molesta al cazador de confidencias ajenas. Debaten vivencias enmarcadas en una atmósfera, densa y casi vitamínica, realzada por el aroma del torrefacto. Hablo de un café café, pues en este establecimiento solamente se vende ese producto; solo, con leche, con hielo, descafeinado, corto o largo, pero únicamente café, y al mismo precio en cualquiera de sus formas; el valor de la esencia es el mismo, no se cobra por el disfraz exterior.
Los presuntos creadores del lema tratan de apartar frases manidas, pero sobre la mesa solo hay rebujos de papel desperdiciado con ideas tachadas y dos pares de tazas vacías. Salieron de la oficina a buscar inspiración entre el gentío, pero no han hallado nada original. Uno de ellos, un hombre trajeado y con bigote, se reclina en el respaldo de la silla y resopla ante la ceguera de su mente. La mujer que tiene a la derecha juega con el piercing del labio, tal vez pretende dar cuerda a la imaginación. Frente a ella, un varón rapado y con tatuajes en el cuello masajea su calva como si fuera la lámpara de Aladino y él esperara la aparición del genio. Otra mujer completa el cuadro. Con traje de chaqueta recto y media melena de reciente peluquería trastea un bolígrafo entre los dedos y observa el desanimo de sus acompañantes. Hace un gesto con las manos como si quisiera envolver el recinto y levanta la voz lo suficiente para llamar la atención de sus compañeros.
—Mirad este lugar. Nadie repara en el sexo del que sujeta la taza de café. Ninguno es igual al otro y nada les hace diferentes.
—¿Qué quieres decir? —se interesa el tatuado—. Somos iguales cuando estamos de risas y no hay pasta de por medio...
—No, fijaros en las mesas —corta el del bigote—. La mayoría son amigos que comparten con sus afines, pero a la vez interactúan con otras personas; al convivir en el mismo espacio cooperan para que el establecimiento funcione como un aglutinador donde todos estén cómodos.
Los cuatro publicistas observan absortos a los distintos grupos que dialogan, salen o llegan al popular café. Ven las sonrisas cómplices, entre desconocidos, ante el gesto rápido de unos por atrapar la mesa que otros dejan. La presteza con que intercambian los azucarillos o las servilletas de papel. Personas anónimas que se reconocen en idénticas situaciones y se emplean como les gustaría que hiciesen con ellos. Mujeres y hombres creando un universo agradable a otros hombres y mujeres. La pensadora del piercing se pone de pie sobre la silla y golpea con la cuchara un vaso de cristal; a la vez levanta la voz:
—¡¿Podéis escucharme un minuto?!
La sala calla en el acto. Todas las miradas convergen en aquella figura encaramada en el asiento, antes que los murmullos recobren fuerza pregunta:
—¡Mujeres! ¿Por qué venís aquí?
El silencio hace notar que hay un televisor encendido, lo ha estado siempre. La clientela no entiende la situación; alguien se cree víctima de una broma. En el fondo del local, una chica con el pelo naranja se incorpora de su banqueta y contesta.
—Por el café.
Una aclamación general acompaña la respuesta.
—¡Ahora los hombres!
—Pues por lo mismo, por el café —corrobora un señor de la mesa contigua.
—Gracias amigos, por lo que veo el café no tiene sexo —bromea la mujer mientras se sienta entre una carcajada general.
El dueño del negocio deja la barra y se acerca solemne a la mesa donde divagan las cuatro personas, de forma jovial sentencia:
—El ser humano no tiene género, el sexo del individuo es solo un matiz.

 Todos los derechos reservados  
fecarsanto 2014

aquí puedes acceder al ÍNDICE del borrador de"LOS NUDOS DEL HAMBRE"

domingo, 10 de noviembre de 2013

¿Y yo que se ?: ...a cala y a cata...

¿Y yo que se ?: ...a cala y a cata...: Acabo de publicar en Amazón mi primer libro de cuentos. Como el propio título indica es una muestra de mi escritura que pretendo utiliz...

domingo, 3 de noviembre de 2013

...a cala y a cata...



Acabo de publicar en Amazón mi primer libro de cuentos.
Como el propio título indica es una muestra de mi escritura que pretendo utilizar de llave para mis próximas publicaciones.
El precio es el mínimo que me permite Amazón, y estoy buscando la manera de que podáis conseguirlo gratis.
Os muestro la portada y dejo el enlace para si queréis curiosear.

... a cala y a cata...

Un abrazo
fecarsanto